no creas que me olvido tu sonrisa:
tu ojos capuchinos,
tu estatura edulcorante
y aquel ambo manchado con silencio.
Vos me debés una canción,
no creas que me olvido tu mañana:
tu acuarela calcada,
tu relato maltrecho
y aquella postal dedicada con champaña.
Vos me debés una charla,
no creas que me olvido de tu miedo:
tu negativa nerviosa,
tu chau no vuelvas más
y la mandada al carajo que respeto a rajatabla.
Pero vos,
sí vos,
me debés diez pesos,
En monedas,
¿recuerdas?
Buenos Aires; 06 de agosto de 2013