Primera, volantear a la izquierda, endereza y avanza, ser feliz antes de poner segunda, pensarla otra vez, tercera, freno leve, no viene nadie (tampoco ella) giras una, dos, tres veces antes de la colectora, te miras al espejo y sonríes, se ha borrado con el sudor sus letras en tu frente. Ayer fue breve y entre cortado pero intenso.
Ingresar a la rotonda bajo el puente, semáforo en rojo (hay paradas legales que no garantizan orden alguno y sin embargo son necesarias, aunque no siempre se tan claro cuando avanzar, como un) semáforo en verde, entrar a provincia, avenida al fondo, no hay giro en esta calle, avanzar una más y doblar, ¿la verás hoy? una más y doblar de nuevo, (no, probablemente no) incorporarte y seguir.
Cigarro, ventanilla baja, brazo distendido, (te gusta manejar guacho, lo disfrutás), anoche debiste seguir manejando, secuestrarla un par de minutos aunque sea, o un par de cuadras da igual (espacio/tiempo, ¿a quién le importa distinguirlos?). Un colectivo adelante frenado, asomas la trompa, aceleras a fondo, vuelves al carril, no entiendes que te pasa, esto es muy distinto a todo aquello y no te asusta ni un poquito, ni siquiera equivocarte, el cartel (Sí, seguilo) doblas de nuevo, encuentras el tunel, le das paso a una moto y sales.
Pero esto es real, estás seguro, quizás porque no lo has buscado, quizás ha nacido en tiempo y forma, cada momento con ella es el momento justo, ni antes ni después, lo sabes, lo sientes, ni si quiera te parece raro, y aunque te sorprende, es como mirar en perspectiva desde la cima,(¿dónde estás? Te perdiste) saber que ha llegado el momento de despegar, que no estás solo, que la soledad anterior era cierta y necesaria, que no es que no te sepas explicar, (doblá a la derecha haceme el favor) que no es necesario acotar de más, que este molde encastra justo sin perder la escencia, que es la pieza que te falta (que aún te falta, doblá de nuevo) y ella la tiene, si, ella sabe de un espacio en vos al que nadie nunca llego, y se ha enamorado de ese espacio que crees vacío pero fértil. Y encuentras la ruta (menos mal).
(No, no la verás hoy) y lo sabes, y mitigas la ansiedad creyendo que es necesario, quizás, pero no, todavía no lo crees del todo (¿quién podría culparte?), sabes que necesitas verla, confirmar que existe aunque sea leve la duda, que no es un delirio de tu mente ya de vuelta.
Y conforme avance el día, este jueves de mangas largas al sol, se irá pareciendo demasiado a un pretérito bostezo de tu vida, y te angustias de antemano, (es inevitable tener miedo a perderla) y quieres salir a buscarla ya mismo, o por lo menos escribirle, llamarla de auxilio, invocarla con una oración gramaticalmente incorrecta, algo así como: Primera, volantear a la izquierda, endereza y avanza, ser feliz antes de poner segunda, pensarla otra vez, tercera, freno leve, no viene nadie (tampoco ella).
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