Principio del insomnio



Despertar sin haber dormido lo suficiente, pero aún así despertar de un tirón y sin reloj; deseoso de un café, de pan tostado con ahínco, de un abrazo a media sábana y un beso de buenos días mi amor, desayunémonos juntos, de nuevo.

Te escucho cerca, tras algunas de las puertas entreabiertas de mi destino estás tú y no te escondes. Las colillas de anoche, el sillón corrido, los libros ausentes y la luna menguante plateada son mis testigos más fieles; pero no recurro a ellos.

Escucho tus pasos de medias a medio caer y no es engaño ni ficción ni metáfora alguna: estás acá en algún lado. Juro que no te fuiste, que no te dejé ir, y te busco constantemente, como el sueño de mañana.


Buenos Aires; 21 de octubre de 2012


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